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Amor Prohibido

Amor Caminante de mi torrente sanguíneo, altera mis sentires sin pudor ni respeto me penetra , llegando a vibrar mi alma dicen que no es amor o le dicen prohibido porque no grito tu nombre……. ¿Qué le importa a nadie? Si es prohibido o permitido Si cuando estoy contigo, nos olvidamos Los rótulos que las mentes pacatas le dan El encuentro de los amantes, es el más legítimo sentir no se muestra como trofeo se disfruta sin límite ni fronteras, es el salto a las nubes, es el latido acelerado del encuentro de las pieles que juntas derriten glaciares, donde la pendiente del encuentro lo muestra las sabanas calientes No hay nada más inexacto que describir el amor con frases el amor prohibido no existe, es presencia sentir con vehemencia no puede negarse la fuerza de ese abrigar en la entrega desmedida de la pasión sin cordura Posee la locura del quijote que encara la adversidad, llegando a lo más profundo, amor sentido y esperado dulce, sin preguntas ni respuesta No hace falta hablar, solo sentir, saltar, recorrer los cuerpos y amar Le dicen amor prohibido, porque son las cuatro paredes Testigos de lo que pasa, los de afuera son de palo Y sufren no poder saltar la muralla, Inventan, imaginan Lo que piensan deja de ser importante cuando el amor hace vibrar entre espera y encuentro comienza el juego seductor se arma la fiesta de la vida, mezcla de placer y excitación baila el corazón, olvidando que existe razón Se trasmite lo genuino de cuerpo a cuerpo en un gemido intenso ,acompañado de sentimientos Amor prohibido le dicen, los que no se atreven a disfrutar el amor es entrega sin frontera, locura y excitación ¿Qué importa nadie? Si eres mi hombre y yo tu mujer Noemi A Mayoral Derechos de autor reservados

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Aprender a decir "No"

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Ardiente pasión

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La tienda Mágica

Por Noemí Mayoral. Cuando la fina nieve caía sobre el impermeable azul de Juan, el frío parecía más intenso, en pleno invierno, la oscuridad de la noche tenía un sutil encanto y a pesar de las bajas temperaturas, que desde hacia varios días sitiaban la ciudad marítima del sur donde vivía, los autos y peatones se negaban a buscar refugio muy temprano. A Juan lo mantenía obsesionado la tarea inconclusa de conseguir un regalo para aquel amor adolescente, que como una astilla, había quedado clavado en su mente y corazón hasta quitarle varias noches el sueño. Ese mediodía, luego del almuerzo, había tomado la decisión de comprarle un obsequio a Leonor. No podía imaginar “qué”, tenía una confusa idea, pero el ese día era el indicado para ponerle el punto final a esa ansiedad que se tornaba infinita. Le habían comentado que en una de las calles laterales a la avenida principal de la ciudad, podía encontrar alguno de esos negocios que ofrecían regalos de todo tipo y que se apreciaban desde s...